Os espera bajo estas líneas una historia de la maldición que desencadena la despedida de un gran amor... por sorpresa.
EPITAFIO
Cuando su único amor salio por la puerta de su casa, recibió un golpe tan duro que se quedó repitiendo la última frase que le dijo a ella: No te marches, sin mi vida muero; no te marches, sin mi vida muero...Y así, sin comer ni beber, siguió diciendo esa frase constantemente hasta que no pudo mantenerse con vida a los pocos días. Su cuerpo se pudrió, lo encontraron en un estado tan nefasto que lo incineraron y colocaron sus cenizas en un columbario, sin ni siquiera ninguna inscripción porque nadie sabía nada del cadáver, salvo la antigua mujer, pero ella no apareció. No apareció hasta que, meses después, se presentó sin previo aviso en el cementerio. Notó el murmullo de las cenizas cuyas palabras estaban escritas en un epitafio inscrito en el nicho con las cenizas: Si te marchas, mi vida muere, te lo dije...
Se presentó en el cementerio y... |
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