sábado, 21 de octubre de 2017

Mejores microrrelatos de terror de la historia.

El invierno se acerca... y Halloween más todavía. Para Halloween estoy escribiendo los míos propios, pero hoy es el día de los microrrelatos de terror más famosos escritos por otros autores que te harán temblar en muy pocas líneas...

En Lecturatak2, 7 microrrelatos de miedoescalofriantes y terroríficos.

1.Knock - Frederick Brown.

El último hombre sobre la faz de la tierra estaba sentado solo en una habitación. De repente, llamaron a la puerta.

llaman a la puerta


2. Cuento de horror - Juan José Arreola.

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de las apariciones.


mujer fantasma

3. La muerte en Samarra - Gabriel García Márquez.

El criado llega aterrorizado a casa de su amo.
- Señor -dice- he visto a la muerte en el mercado y me ha hecho una señal de amenaza.
El amo le da un caballo y dinero, y le dice:
- Huye a Samarra.
El criado huye. Esa tarde, temprano, el señor se encuentra a la muerte en el mercado.
- Esta mañana le hiciste a mi criado una señal de amenaza.
- No era de amenaza- responde la Muerte- sino de sorpresa. Porque lo veía ahí, tan lejos de Samarra, y esta misma tarde tengo que recogerlo allá.


calavera animal


4. La casa de reposo - Fernando Iwasaki.

La madre superiora miró hacia el cielo como buscando una señal divina, y en sus ojos desvelados de oraciones reverberó cristalina una lágrima.
- ¿Y dice usted que el viejo profesor se niega a ir a misa, hermana?
- Así es, reverenda. Y maldice y ofende a María Santísima.
- No importa, hermana, llévelo entonces a dar un paseo por el huerto.
- Sí, reverenda.
- Hermana...
- ¿Sí, reverenda?
- Que parezca un accidente.


biblia y amuleto



5. Final para un cuento fantástico - I.A. Ireland.

-¡Qué extraño! -dijo la muchacha avanzando cautelosamente-. ¡Qué puerta más pesada!
La toco, al hablar, y se cerró de pronto, con un golpe.
-¡Dios mío! -dijo el hombre-. Me parece que no tiene picaporte del lado de dentro. ¡Cómo, nos han encerrado a los dos!
-A los dos no. Solo a uno -dijo la muchacha.
Pasó a través de la puerta y desapareció.

puerta muro viejo

6. Un creyente - George Loring Frost.

Al caer la tarde, dos desconocidos se encuentran en los oscuros corredores de una galería de cuadros. Con ligero escalofrío, uno de ellos dijo:
-Este lugar es siniestro. ¿Usted cree en fantasmas?
-Yo no -respondió el otro-. ¿Y usted?
-Yo sí -dijo el primero, y desapareció.

sombra de un fantasma


Comenta, comenta sígueme... o sufrirás mi terror...




6 comentarios:

  1. Luis Manteiga Pousa27 de febrero de 2021, 17:57

    Solo soy un hombre al que el alcohol le hace hacer cosas muy extrañas, y a quién, afortunadamente para ti, no conoces.

    ResponderEliminar
  2. Luis Manteiga Pousa28 de febrero de 2021, 20:47

    Empezaron a echarle tierra encima. Pudo ver a los más viejos de la comunidad en primera fila, como era ley, al lado de su tumba. Por un moento tuvo un asomo de rebeldía.¿Porqué tengo que morir tan joven?.¿Porqué no uno de los viejos?Pero pronto se calmó.Así eran las cosas y así tenían que ser. Así era desde tiempos inmemoriales. Le había tocado y no quedaba más que aceptarlo.De pronto notó que comenzaba a tener dificultades para respirar.No tardó mucho en sentir ya la tierra sobre su cara.Le echó una última mirada a sus paisanos. Y cerró los ojos.Poco a poco, con grosera molestia, fué sintiendo que se iba, que se iba. Y se fué.

    ResponderEliminar
  3. Cuando aquel hombre me sonrió, mostrando un gran diente dorado, dudé de si estaba realmente en la consulta del dentista o no.

    ResponderEliminar
  4. Yo ya había oído que durante la Revolución Francesa, cuando guillotinaban a alguién, la cabeza, ya desprendida del cuerpo, aún decía algunas palabras. Pero, en mi caso, quizás he dicho demasiadas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Luis Manteiga Pousa7 de febrero de 2023, 22:13

      Y ¡zas! De un golpe, de un toque, seco y certero, me segaron la cabeza. Yo ya había oído que durante la Revolución Francesa, cuando guillotinaban a alguien, la cabeza, ya separada del cuerpo, aún decía algunas palabras. Pero, en mi caso, me parece que he dicho demasiadas.

      Eliminar
  5. - ¡Ay,ay,ay!- dijo alguien. - ¿Que hay ahí?- dijo otro, acercandose. Después, el silencio.

    ResponderEliminar