Al cubito de hielo
Agua congelante,
iceberg cayendo por delante
dotando al verano de fresco,
refrescando al mismo refresco.
En tónica, zumo y sangría,
cuadriculado para helar cada día
este pedazo glaciar que efímero anida
en la bebida,
siempre altruista,
para derretir su vida.
En chichón, en cicatriz,
en reciente herida.
Y aunque punce con su frío febril,
es la aguja que nos cuida.
¡Por qué, cubito de hielo,
sacrificas tu vida por mi refresco!
La próxima vez, piénsalo antes de pedir que le pongan hielo a tu Coca-Cola...
Datos personales
- Darío Bejarano Paredes
- Mis blogs muestran bien mi pasión, aquellas cosas que me interesan sin mesura. Ahora mismo escribo regularmente en LecturataK2, para aquellos a los que la lectura ataK de vez en cuando...
ResponderEliminarA la limonada ponerle hielo en agosto no le queda nada mal.
Cierto, cierto. Pero también hay que valorar el sacrificio del pobre cubito.
Eliminar