El otoño se acerca -todavía no el invierno-, pero me parece de todos modos una buena inspiración para escribir uno de mis poemas fugaces, rápidos y... bueno, aquí está mi poema:
La hoja cae, una más en el hojaldre
que crepita bajo mis pies esta tarde.
La hoja, en su parsimonioso baile árabe,
acaricia y respira un mismo aire.
Aviones de papel teñido
hoy construyen el nido
de un avioncito de plumas.
Volando, entre reflejos bermejos se esfuma.
Y entre estas hojas bermejas,
el sol se esconde y juega,
bailando con luces rosadas que en la tarde deja.
Luz azul: juega ahora la Luna.
Las hojas, sin ganas de marchar,
se empeñan en caer de una en una,
más una a una la rama queda desnuda
y llora nieve: llegó el invierno.
Atoman, o sea yo.
Datos personales
- Darío Bejarano Paredes
- Mis blogs muestran bien mi pasión, aquellas cosas que me interesan sin mesura. Ahora mismo escribo regularmente en LecturataK2, para aquellos a los que la lectura ataK de vez en cuando...
ResponderEliminarBonito poema y preciosa definición del ocaso del año que se nos va.
Gracias por la contribución al blog! En efecto, poco a poco las campanadas se ven más cerca!
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