jueves, 5 de octubre de 2017

Espectacular comienzo de 100 años de soledad, Gabriel García Márquez.

Años más tarde, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre le llevó a conocer el hielo.


Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a las orillas de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de aguas pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo.

100 AÑOS DE SOLEDAD, Gabriel García Márquez.

Así comienza mi libro favorito, 100 años de soledad, de Gabo, de Gabriel García Márquez. ¿Por qué he elegido esto para hoy? Desde la primera y brillante frase, el escritor consiguió hacer a todo el mundo engancharse a la lectura, seguir leyendo para llegar a ese fusilamiento, y nos introduce en el ambiente mágico de todo el libro, el recuerdo dulce del descubrimiento de algo sorprendente, en este caso, el hielo. Y uno sabe poco de qué pasó aquel día hasta más tarde. Tampoco sabe nadie mucho de Macondo, aparte de que es la aldea donde, al parecer, esto tiene lugar. Pero solo se trata de seguir leyendo para saber más, enamorándose de Macondo, del hielo y de todo. Pero antes, uno se encuentra conque la historia comienza en una indeterminada época mágica donde ni siquiera se conocía el nombre de todo, una época que cuesta unos capítulos ir cuadrando.

Como poco a poco uno se da cuenta siguiendo capítulo a capítulo, los cien años de soledad son los cien años de existencia de la familia Buendía, en cinco o seis generaciones. No hay protagonistas, ni elementos centrales, ni nada ni nadie que destaque claramente. Pero la segunda de las cinco o seis generaciones tiene a uno de los personajes más conocidos, entre otros motivos por esta primera frase: el coronel Aureliano Buendía. Una historia curiosa es que, como son cien años, no son pocos los que mueren. Y -atención, saltad el párrafo si no queréis ni un pequeño spoiler- el coronel, personaje favorito de Gabo, tenía que palmarla pues era de las primeras generaciones y no podía vivir eternamente. Así que cuando le llegó la hora, García Márquez fue corriendo a decirle a su esposa 'el coronel ha muerto', y le guardó un luto de tres días.

En un par de párrafos, un par de frases sobre el comienzo de cien años de soledad! Hasta otra, que vendrá muy pronto!

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