martes, 23 de octubre de 2018

El Cid explicado. ¿Quién era realmente Rodrigo Díaz de Vivar?

El Cid Campeador es una de las primeras leyendas en español que se conserva.

Descubre quién era en realidad Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador.

La verdadera historia de un clásico medieval, el origen del español.

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El Cid según el Cantar de Mío Cid y otros cantares medievales.

Según el Cantar de mío Cid, tal vez la obra literaria más antigua de España que se conserva, y relata la historia de Rodrigo Díaz de Vivar, un caballero que existió realmente y fue una figura muy importante de la reconquista de España durante la Edad Media. Este señor conquistó ciudades como Valencia y otros muchos territorios, y con el tiempo le dedicaron un cantar del que se conservan casi cuatro mil versos donde se cuenta cómo lo cool que era este chaval... Claro que esto a lo mejor no coincide con la realidad...

Pero vamos al lío... ¿cómo es la vida del Cid según los cantares medievales?

Primer cantar: Cantar del destierro.


El Cid nace en Vivar del Cid, en Burgos. Es un noble respetado, pero mete la pata al morir el rey de por aquel entonces, Fernando I, apoyando a su hijo Sancho en las guerras entre los herederos.

Aunque Sancho consigue unificar el territorio, en parte gracias a los logros de Rodrigo, finalmente los nobles se le rebelan y se lo cargan, y su hermano Alfonso se hace rey.

Entonces es cuando Rodrigo termina de cagarla chuleándose en la cara del rey, y le obliga a jurar que no tuvo nada que ver con la muerte de Sancho. Y desde entonces, claro, el rey le coge un poco de manía. Así que a la más mínima metedura de pata, destierra al pobre Cid.

Pero el Cid se marcha al frente, y allí lo empieza a petar conquistando tierras de Al-Ándalus para los cristianos, y para colmo, entregándoselas luego al rey.

Segundo cantar: Cantar de las bodas del Cid.


Cuando el Cid toma finalmente Valencia, hace las paces por fin con el rey. Se reúnen en la ciudad, donde Rodrigo muestra sus tierras. Como muestra de que las peleitas han quedado atrás, el rey propone casar a las hijas del Cid con los infantes de Carrión. Aunque el campeador no se fía de estos, decide aceptar por seguirle el rollo al rey.

Tercer cantar: Cantar de la afrenta de Corpes.

Los esposos de las hijas del Cid demuestran ser unos cobardes debido a su comportamiento en sucesos como el escape de un león y la batalla contra el ejército del rey Búcar de Marruecos. Los soldados del campeador se ríen en su cara por todo esto. En venganza (y muy en línea con el pensamiento 'feminista' de la época), los infantes secuestran y maltratan a las hijas de Rodrigo en el robledal de Corpes.

El Cid pide justicia al rey, y en un juicio se rompe el matrimonio. Los hombres del Cid humillan a los infantes en varios duelos dejándolos medio muertos. Las hijas del Cid volverán a casarse, por iniciativa del rey, esta vez con los príncipes de Navarra y Aragón, que son mejores partidos que los infantes al ser los herederos de los otros dos tronos de la Península Ibérica.

Muerte del Cid según otros textos.

Según algunos cantares (ya que del de Mío Cid no conservamos el final), tras la muerte del Cid, el cadáver es atado a un caballo vestido con su armadura, al frente de su ejército. Nada más verlo, los árabes salieron pitando de allí, corriendo asustados al creer que el Campeador había vuelto a la vida.


¿Pero cuál es la verdadera historia?


Empezando por el principio, sabemos que es cierto que el Cid era de descendencia noble (aunque en los cantares a veces se mencione origen plebeyo). Aunque no hay duda de su apoyo a Sancho en los conflictos por la descendencia.

Además sabemos que el cuento de obligar a Alfonso IV a jurar que la muerte de Sancho no era cosa suya es probablemente pura invención, como muchas otras cosas de este relato. En cambio, se cree que el tal Alfonso IV no tenía ningún problema con el campeador, hasta el punto que fue el rey quien buscó esposa al caballero. Las causas del destierro se debieron a un chivatazo por parte de uno de los enemigos de Rodrigo.

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'Fake news' en el Cid.


Pero una vez el Cid se tiene que largar, se va con el Taifa de Zaragoza, un pueblo musulman y por tanto enemigo. Comete así un acto que poco tiene que ver con la lealtad de la que se habla en el libro.

Más tarde, el Cid se pasa de nuevo al bando cristiano, aunque en su ejército contrata a muchos mercenarios árabes. Pero debido a un acto de desobediencia (o tal vez a un mero error de coordinación) en una batalla, el Cid vuelve a ser desterrado, y empieza a luchar por su cuenta conquistando varias ciudades hasta llegar a Valencia.

El Cid murió en dicha ciudad a los cincuenta y cinco años, y no tardó en ser reconquistada.

Conclusión.


El Cid es un mito exagerado como todos los mitos. Rodrigo Díaz de Vivar no fue el gran héroe que aparece en el cantar. Fue un personaje mucho más corriente y no tan sobresaliente como nos lo pintan.

¿Te ha gustado? Tal vez quieras saber los secretos del comienzo del Quijote, o los del poema 'Poderoso caballero es don dinero', de Quevedo.

¡Hasta pronto, amigos!

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