Dos cuentos escalofriantes, terroríficos, inolvidables que te pondrán los pelos de punta...
El primero, un cuento donde los romances esconden... misterios. El segundo, una obra de teatro para gritar en tu butaca. Ambos escritos por mí mismo, Atoman.
1. TERROR ROMÁNTICO BAJO LA LUNA LLENA.
El chico se reía, con soltura acariciando
Reía ahora la chica, su cara iluminada
de su amada el fino, delicado oro hilado.
Rostro límpido de porcelana
abría ella sus ojos, brillaban
bajo la Luna llena reluciente al alba.
Esa misma mañana, este
drama daba comienzo.
Se habían conocido el
lunes anterior, lunes que cada vez se hacía más lejano, en la biblioteca de la
ciudad, cuando sus manos, dispuestas coger el mismo libro se habían chocado, y
sin pensarlo, de pronto, ellos entrelazaron sus dedos, aferrándose cada uno a la mano del otro. El libro era Drácula, de Bram Stoker.
Desde entonces
agradecieron ese impulso que les juntó, esa extraña fuerza que parecía casi
magia. Ella estaba enamorada locamente de él, aun sin saber su nombre. Y él
tampoco conocía el de su amada. En cierto modo, así era más especial. Él la llamaba a
ella solamente ‘Mina’, y a ella le hacía sentir como el personaje de un libro,
por excéntrico que resultase ser llamada como la enemiga vampírica del conde
Drácula. Él no le había dicho su nombre, así que ella a veces lo había llamado
‘Jonathan’, marido de Mina en el libro, por continuar con el juego. Había
pensado en llamarle Vlad, pero le pareció demasiado.
Del comienzo
de su amor pasaba menos de una semana, tiempo que habían pasado juntos a cada
segundo.
No se contaron
nada el uno al otro sobre sus pasados, en primer lugar, porque habían perdido
el interés por todo lo que había ocurrido antes de la tarde en la biblioteca, y
en segundo lugar porque tenían miedo a destruir aquella relación retirando el
manto de misterio con el cual estaba cuidadosamente envuelta.
Dedicaron esos
días a deambular, hablando sobre el presente y el futuro, por las calles de la
ciudad, por cada escondrijo hasta conocérlos todos, y cuando no quedase
ninguno que no hubiesen visitado, pensaban, se les habría olvidado la mayoría y
podrían volver a buscar, en un bucle eterno que les mantendría unidos para
siempre.
Pero en el
fondo, a él le preocupaba una cosa, una primera llamada del pasado, que venía
en forma de su libro favorito, y la que él consideraba su mejor frase.
‘Los amores
y sufrimientos superficiales viven largamente. A los grandes amores y
sufrimientos los destruye su propia plenitud’.
Oscar
Wilde, el Retrato de Dorian Gray.
Por supuesto,
su amor por Mina entraba en la segunda categoría. Podría ignorar esta frase, podría
hacerlo, si no fuese porque su vida hasta aquel día en la biblioteca se había
basado en esa frase. Había llegado a rechazar lo que él consideraba grandes
pasiones y se había centrado en los pequeños sentimientos en su corazón, nunca
había rechazado a nadie por quien sintiera algo pequeño, y había mantenido ese
amor durante años y años después de que la otra mitad le hubiese puesto fin.
Por ese mismo motivo su vida amorosa no había sido muy plena. Muchos de estos
amores aún resonaban débilmente en su corazón, justo antes de que la voz de
ella acallase a todas las demás, dejando por los suelos todo gran y pequeño
amor que creía haber sentido, irrumpiendo de pronto solo con el tacto de su
mano. Aquel temor podía con él como el amor de ‘ella’.
Su amada, en
cambio, no sentía temor alguno, abrumada por la fuerza con que su corazón
palpitaba. Parecía vivir en una burbuja de fascinación y felicidad que
alcanzaba límites insospechados. Buen ejemplo de esto es que, de tanto escuchar
Mina como único vocativo, no recordaba cuál era su nombre real. El caso era
peor todavía, pues todos los aspectos de su vida hasta el día en la biblioteca,
cómo había sido ella, su edad incluso, todo eso se le olvidaba de no
recordarlo; y ella no era capaz de darse cuenta de todo eso, porque para ella
todo lo que había pasado antes de encontrarse con la mano de Jonathan en la
biblioteca no merecía la pena recordarlo.
Aquella misma
noche decidieron pasear por las colinas de las afueras, porque aquella velada,
en la que la Luna llena brillaría sobre el cielo, el campo debería estar
precioso. Al llegar, en efecto, pudieron ver que la luz de nuestro astro
compañero teñía la hierba de turquesa, y bañaba en tonos similares a las flores
desperdigadas, que ahora podían lucir bellas también de noche, aunque todas en
la misma gama de colores. Pero solo Mina se fijó. Solo ella porque Jonathan
estaba preocupado. Notaba a su amada algo cambiada.
Cenaron sobre la hierba. Él comía lento, como solían hacer para disfrutar cada instante, con una exagerada parsimonia que tomaban casi como un juego. Sin embargo, ella cenó muy rápido, a grandes mordiscos, con una prisa exagerada, y después se alejó de él y siguió sola el camino hacia la colina más alta, desde donde tenían planeado ver la Luna llena, sentados de la mano durante horas. Pero ella se había ido… sola. Le extrañaba mucho, pero mucho este comportamiento, y finalmente entendió que intentaba huir de él, que aquella gran pasión había sido destruida por su propia plenitud.
Cenaron sobre la hierba. Él comía lento, como solían hacer para disfrutar cada instante, con una exagerada parsimonia que tomaban casi como un juego. Sin embargo, ella cenó muy rápido, a grandes mordiscos, con una prisa exagerada, y después se alejó de él y siguió sola el camino hacia la colina más alta, desde donde tenían planeado ver la Luna llena, sentados de la mano durante horas. Pero ella se había ido… sola. Le extrañaba mucho, pero mucho este comportamiento, y finalmente entendió que intentaba huir de él, que aquella gran pasión había sido destruida por su propia plenitud.
Él no pudo con
aquello, dudó entre desmoronarse y hacer lo que hizo. Cogió el cuchillo de la
cena y corrió tras ella. El tiempo que tardó en alcanzarla, desgraciadamente no
fue el suficiente para hacerle recuperar la razón. Ella reposaba inerte sobre
las rodillas de su amado, y este, bajo la luna llena, en lo alto de la colina,
solo, no pudo hacer más que reír de angustia.
El chico se reía, con
soltura acariciando
de su amada
el fino, delicado oro hilado.
Rostro
límpido de porcelana
abría ella
sus ojos, brillaban.
Reía ahora
la chica, su cara iluminada,
por la Luna
llena brillando al alba.
Ella se había
despertado cuando la Luna llena le dio de frente, e iluminó sus colmillos
blancos, cuya existencia había olvidado ya. Pero esa noche recordó todo sobre
su inmortalidad y su instinto animal…
Mina, la
vampira enamorada de un humano. Nada más que el personaje de un libro.
2. REMITENTE INFIERNO
Bienvenidos. Hoy conoceréis la historia de aquel que fue tan desafortunado que escuchar su historia será toda una desgracia para vosotros...
En aquel
momento, la vida le había arrastrado a un punto sin retorno, y las sombras que
se ocultaban tras su historia eran tantas y tan oscuras que cegarían al mismo
sol…
Todo empezó
dos años atrás…
ESCENA I
(Los padres
y la hermana de 13 años van a despertarlo y lo felicitan con alegría)
PADRES: -
¡Feliz cumpleaños!¡Buenos días, hijo!
HERMANA- ¡Ya
eres mayor, hermano!
NARRADOR:
Quince, quince años cumplía, y esa noche había sufrido la peor pesadilla de su
vida.
AARÓN: ¡Tengo
prisa! ¡Es muy tarde! ¡Tengo prisa!.
(Su rostro
mostraba una expresión horrible, descompuesta).(Aarón salta de la cama,
gritando a sus padres y a su hermana que tenía prisa, y baja las escaleras.
Cuando todavía asimilaban lo que acababa de ocurrir, su familia oyó como la
puerta de la casa se cerraba tras los pasos del joven).
Sonido de
puerta
ESCENA II
(Luz azul y
blanca.En el fondo el mar y un barco. Delante unos pescadores pescando)
NARRADOR:
Cuando el quejido de la puerta cerrándose se silenció tras él, emprendió una
carrera, doblando todas las esquinas posibles, sin responder a nadie que le
hablase, y sin saber qué haría hasta que llegó al puerto, y la imagen de un
barco pesquero le llamó. Sin apenas pensarlo, se coló.
(Aarón
corre por el escenario, se para frente al barco y entra en él. Le increpan.
Todos quedan congelados)
NARRADOR: (luz roja sobre narrador) En realidad, Aarón
había sometido, por métodos que hasta a mí me son desconocidos, a todos
aquellos que había en ese barco bajo su poder, haciendo de ellos los
primeros integrantes de su macabro y sanguinario séquito.
(luz blanca
y azul. Entra música BAD. Aarón va tocando e hipnotizando a los pescadores, que
pierden la voluntad y convulsionan. Se ponen las capuchas. Bailan la
coreografía y enarbolan cuchillos y otras armas. Se mezclan con el público y
van matando a la gente)
NARRADOR: (luz
roja) Aarón desde ese día no mostró más su rostro. Vestían unas
capuchas negras. La banda comenzó a dar lugar a una bestial oleada de crímenes,
a cada cual más sangriento y escabroso, demostrando cuán poco les quedaba de
alma humana.
(La banda
se marcha de escena)
ESCENA III
( en casa
de Aarón. La mesa en el lado derecho. Luz blanca intensa)
MADRE: (llorando)-
Nuestro hijo… ya van diez meses, cariño. No va a volver, no va a volver
PADRE: - No,…
lo encontrarán… lo encontrarán…no ha aparecido su cuerpo ( pausa) No,
la verdad es que jamás aparecerá, ¡jamás! Estamos perdidos, se lo han llevado
se lo han llevado de aquí.
HERMANA: (horrorizada) Los capuchas
negras. Aparecieron poco después de que él marchase. Y él sería una de las
primeras víctimas.
(gritando) ¡Han matado a mi
hermano! ¡y ahora vendrán a por nosotros! ¡nos matarán a todos!
PADRE: Sí,
como a sus amigos, que aparecieron descuartizados en el asfalto de la rotonda
de Cruz del Humilladero
(luz roja)
NARRADOR:Ellos
no sabían que habían sido asesinados por Aarón, que había ordenado a su banda
asesinar a todos sus amigos, pero no a los familiares: ellos debían sufrir la
pérdida.
(luz blanca)
HERMANA- ¡Pero
por qué, por qué se fue mi hermano sin motivo! ¡Vuelve, vuelve! ¿Por qué
parecía tan asustado?, esa expresión de horror tan terrible…! ¿Qué le ocurrió
esa noche? Parecía haber despertado de un terrible sueño…
(Luz roja
sobre el narrador. La hermana se queda congelada. El padre y la madre
desaparecen de la escena)
ESCENA IV
NARRADOR- Su
pesadilla era la peor, la peor que se podía sufrir: ver el tiempo de vida
que le quedaba. Nada más que dos, dos cortos años le
separarían de una temprana muerte. El mismísimo Satán, el diablo,
se había presentado ante él en sueños y se lo había comunicado. En el sueño,
Aarón le ofreció su alma durante dos años a cambio de cambiar su
esperanza de vida. Sería el servidor del mal a cambio de no
morir en dos años. El tiempo pasó. Aarón por fin podría volver a ser
él y volver con su familia. Ya había saldado la deuda con el diablo. La mañana
en que vencía el plazo, el día que cumplía 17 años fue
finalmente a su casa. El sonido de su llave sonó en la cerradura.
LUZ INTENSA
EN EL ESCENARIO (Sonido de la llave en la cerradura. Su hermana está cortando verduras
en su casa. Aarón no se ha quitado la capucha. Su hermana no se dio
cuenta de que era su hermano Aarón: al ver la capucha negra, gritó horrorizada
pensando que venían a matarla y le clavó el cuchillo en la cabeza. Al caer la
capucha, descubrió el rostro agonizante de su hermano. Horrorizada se quitó la
vida).
AARÓN : (agonizando)- Perdón….
(La luz se
dirige al narrador, caracterizado que lleva una máscara de demonio).
DIABLO: Os
cuenta esta historia un servidor: el diablo, el mismo que aceptó
cambiar la esperanza de vida de Aaron Ortega de ochenta a diecisiete años… ja,
ja, ja
FIN
Pronto, muy pronto, volvemos a LecturataK2 con más cosas para leer y descubrir... ¡Booh!